Director/es: |
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Grenoville, Carolina |
Resumen:
El presente proyecto se propone investigar las figuras de la otredad que han concitado gran interés y atención produciendo en consecuencia múltiples abordajes desde distintas áreas del saber -antropología, filosofía, psicoanálisis y un amplísimo repertorio en los sistemas de representación artísticos. En la actualidad los problemas en torno de alteridades y diferencias han cobrado una creciente centralidad que se manifiesta con fuerza y contundencia en la literatura. El estudio de lo otro, aquello que es eminentemente ajeno del sí mismo, fue abordado en función de determinadas conductas o sujetos excepcionales (héroes, criminales y monstruos) que escapan a los mecanismos de compartimentación y normalización de la población, tal como lo hizo Michel Foucault (1993, 2000), o bien a partir de su identificación con sujetos geopolíticamente situados cuyas prácticas violentas sintetizan literalmente las demandas neoliberales más aberrantes (Achille Mbembe, 2011; Sayak Valencia, 2010). La otredad también ha sido definida como parte de una forma habitual de estar en el mundo cuando se la asocia con la vida desnuda, como ocurre en los planteos teóricos de Giorgio Agamben (2013, 2014, 2017) o Roberto Esposito (2009, 2011), o incluso en el propio cuerpo en tanto materia huidiza y opaca para el sujeto, como sostienen Jean-Luc Nancy (2003) o Judith Butler (2017, 2019). Más allá de esta diversidad de ópticas y tratamientos de la cuestión, lo alterizado es a menudo interpretado desde la perspectiva del yo como aquello que representa una amenaza o un misterio e, incluso, lo terrorífico o monstruoso, y las formas que asumen las diferencias suelen conducir al ejercicio de la violencia física o simbólica con el fin de mantener el distanciamiento y reafirmar determinada identidad o pertenencia. El pensamiento hegemónico occidental durante siglos se propuso definir, catalogar, describir, esencializar, reducir y, en última instancia, domesticar al otro, al existente que difiere de la mismidad. Pero como resultado de sus continuas heridas narcisistas el pensamiento denominado logocéntrico ya no puede encarar la tarea de reducir al otro sin padecer él mismo alteraciones identitarias.
Abstract:
This project intends to investigate the figures of otherness that have aroused great interest and attention, consequently producing multiple approaches from different areas of knowledge -anthropology, philosophy, psychoanalysis- and a vast repertoire in artistic representation systems. At present, the problems around otherness and differences have gained a growing centrality that is manifested with forcefulness in the literature. The study of the other, that which is eminently foreign to the self, was approached based on certain behaviors or exceptional subjects (heroes, criminals and monsters) that escape the compartmentalization and normalization mechanisms of the population, as Michel Foucault did (1993, 2000), or else from their identification with geopolitically situated subjects whose violent practices literally synthesize the most aberrant neoliberal demands (Achille Mbembe, 2011; Sayak Valencia, 2010). Otherness has also been defined as part of a habitual way of being in the world when associated with naked life, as occurs in the theoretical statements of Giorgio Agamben (2013, 2014, 2017) or Roberto Esposito (2009, 2011), or even in the body itself as elusive and opaque matter for the subject, as argued by Jean-Luc Nancy (2003) or Judith Butler (2017, 2019). Beyond this diversity of optics and treatments of the question, the othered is often interpreted from the perspective of the self as that which represents a threat or a mystery, and even the terrifying or monstrous, and the forms that the differences assume are usually lead to the exercise of physical or symbolic violence in order to maintain distance and reaffirm a certain identity or belonging. Western hegemonic thought for centuries set out to define, catalogue, describe, essentialize, reduce and, ultimately, domesticate the other, the existent that differs from the same. But as a result of its continuous narcissistic wounds, the so-called logocentric thought can no longer face the task of reducing the other without suffering identity alterations itself.